Diana Lilia Trevilla Espinal e Ivett Peña Azcona
“Nosotras al igual que las semillas, los ríos, los árboles, también estamos en resistencia”
Olga Domené, Congreso de agroecología 2019
Del 12 al 17 de mayo del 2019 se llevó a cabo el Primer Congreso Mexicano de Agroecología, en San Cristóbal de Las Casas, Chiapas. Convocado por distintas instituciones académicas y realizado principalmente en las instalaciones de El Colegio de la Frontera SUR (ECOSUR) y la Universidad Intercultural de Chiapas (UNICH). Se trató de un espacio de encuentro, con la participación de más de mil personas y 53 instituciones, quienes en 50 mesas de trabajo y, a través de más de 300 ponencias y 80 carteles, intercambiaron saberes sobre los procesos agroecológicos en México y en diálogo con experiencias de otros países. Uno de los resultados del Congreso fue la creación de la Sociedad Mexicana de Agroecología, en la cual la doctora Lorena Soto Pinto, integrante de la Alianza de Mujeres en Agroecología – Alliance of Women in Agroecology (AMA-AWA) fue nombrada vicepresidenta.
AMA-AWA está conformada por mujeres campesinas, estudiantes, activistas y académicas de México y otros países. Mediante la presentación de resultados de trabajos, libros, conferencias magistrales, coordinación de mesas, facilitación de conversatorios y talleres, participación en el intercambio de semillas y presencia en el mercadito, hicieron énfasis en: el reconocimiento del sentipensar, el respeto a los derechos de las mujeres, la lucha por la no discriminación y violencia por motivos de género, clase y etnia, como condiciones fundamentales en la construcción de la agroecología y la soberanía alimentaria.
En distintos momentos señalaron la importancia de continuar desarrollando estrategias organizadas para nombrar y valorar los aportes de las mujeres en la propuesta agroecológica como ciencia, práctica y movimiento. Asimismo, se invitó al análisis sobre las relaciones de poder que permean no solo el sistema agroalimentario actual, sino también en cada ámbito desde donde se plantean alternativas agroecológicas: parcela, comunidad, academia, movimientos sociales, organizaciones y el Estado.
Se resaltó que, aunque cada vez hay más espacios -tanto en el campo, como en la ciudad- en donde se propicia la convivencia horizontal, crítica y propositiva, es necesario continuar impulsándolos, para co-construir otras formas de relaciones y vínculos desde el afecto y la alegría, que contribuyan al escalamiento de la agroecología.
La presencia de AMA-AWA es un ejemplo del enriquecimiento de los procesos agroecológicos. Sin embargo, continúan tareas pendientes y ventanas de oportunidad para congresos futuros como: la necesidad de continuar fomentando la autocrítica y el cuestionamiento de las prácticas de violencia y desigualdad que persisten entre hombres, entre mujeres y hombres y, también entre mujeres; la importancia de contar con espacios de cuidado para las/os hijas/os hijos de quienes asisten, con el propósito de que puedan participar más personas y sea un espacio incluyente; el desarrollo de protocolos, normativas y procesos que impulsen la sensibilización y capacitación sobre la perspectiva de género en agroecología; y para garantizar la paridad de género en todo momento.
Por último, se hizo un llamado a otras mujeres para sumarse a AMA-AWA o bien, para generar sus propios espacios y procesos de acompañamiento y práctica agroecológica.
¡Sin feminismo, no hay agroecología!
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