Ivett Peña Azcona, Diana Lilia Trevilla Espinal *
Los movimientos de mujeres han cobrado más fuerza ante el embate de las políticas económicas que atentan directamente contra nuestra vidas, territorios y cuerpos. La alimentación es un pilar fundamental para que los seres humanos podamos vivir y actualmente, también ha sido atacada por las políticas del sistema global. Por ello, ante el llamado del 8 de marzo que nos inspira a parar, nos unimos a la consigna mundial: “Si nosotras paramos, se para el mundo”. Pero, ¿Pueden parar las mujeres que alimentan el mundo?
Destacamos que, las mujeres realizan una compleja trama de procesos, actividades y trabajos que hacen posible la alimentación, ya sea como sembradoras, cocineras, promotoras, gestoras, investigadoras, activistas, recolectoras, productoras, guardianas de semillas, comercializadoras y que, no obstante, todavía hay una tarea pendiente por el reconocimiento y valoración social y económica de todo aquello que hace posible la reproducción de la vida.
Asimismo, resaltamos la importancia de las luchas de las mujeres y el carácter diverso y plural que enriquece las demandas y las perspectivas ya que, como mujeres campesinas, indígenas, afrodescendientes, mestizas, agroecólogas, de todas las edades y en tan distintos lugares como los huertos, las escuelas, azoteas, jardines, milpas y los centros de investigación científica, nuestras experiencias y diálogos nutren las estrategias para sostener la vida.
Sabemos que, actualmente estimar el alcance de la participación de las mujeres en la agricultura y la alimentación a distintas escalas es complejo, empezando porque la sociedad ha hecho creer que el cuidado de la vida no se trata de un trabajo; enseguida porque la mayoría de las veces se realiza sin remuneración. No obstante, si las mujeres que alimentan el mundo pararan, se para el mundo, pues el trabajo doméstico y de cuidados que no contabiliza el capitalismo, es también lo que le permite continuar. No todas las mujeres podemos parar todavía, pero a través de nuestras demandas sabemos que seguimos en una lucha inacabada.
Consideramos que, el cuidado de la vida y la responsabilidad de la reproducción social, debe ser una tarea compartida tanto con los hombres, como con toda la comunidad. De manera que, para continuar caminando hacia ese horizonte, es preciso seguir impulsando el cumplimiento de los derechos de nosotras las mujeres, promover la corresponsabilidad y fortalecer el tejido comunitario en cada uno de nuestros territorios. Con la participación de todas, todos y todes, será posible no solo parar un día, sino dirigir nuestro actuar hacia la creación de sistemas económicos, políticos y sociales con justicia socioambiental.
* Las autoras son estudiantes del Colegio de la Frontera Sur, unidad San Cristóbal de las Casas Chiapas. Han acompañado procesos con mujeres campesinas y agroecólogas.
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